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EVALUACIÓN DE PAR

DANIEL ORTIZ

Conocí a Andrea como Dahlia Carmín y es así como me referiré a ella en este texto, hablaré de Dahlia, una artista escénica que desde que la conozco ha estado interesada en el movimiento, en la danza contemporánea, pero que también se desenvuelve con contundencia en ámbitos de producción y diseño escenográfico.

Dahlia y yo nos conocemos en ciclo básico. Inmediatamente reconozco en ella una facilidad para recibir la información de principios de la danza, era un cuerpo que se le notaba la información recibida antes de entrar al programa, sin embargo, sentía que energéticamente ella se encontraba agotada, la veía entrecerrar los ojos en clases de principios, con ganas de dormirse. Al preguntarle a ella por esto, por esta disposición,  me contó que se encontraba realizando durante esas semanas un vestuario complejo para un grupo de artistas circenses y que eso le demandaba demasiadas horas extra, impidiéndole dormir lo suficiente para las clases. Cuando Dahlia compartió esto mi visión de ella se amplió, reconocí inmediatamente la potencia de una artista que además de sus saberes físicos podía crear una materia (un objeto, un elemento) acorde a una necesidad especifica de una puesta en escena.

 

Pasó el tiempo, Dahlia culminó ese trabajo y pudo entregarse plenamente a las clases de ciclo básico. Mi percepción de su potencia en términos de diseño de puesta en escena terminó de confirmarse con su propuesta en Elementos de la puesta en escena I, su puesta, si mal no recuerdo, se desarrolló hasta ser un espacio con dos grandes telas en la pared con una pequeña división entre ellas por donde Dahlia salía como si se tratará de un parto, sobre las telas y sobre su cuerpo desnudo se proyectaba con un videobeam (que tuvo que pedir prestado a un profesor) un vídeo grabado por ella donde exploraba planos detalle de su cuerpo, bailando al son de música hecha por un viajero amigo suyo y entre polvos de colores que le tiznaban el cuerpo. Era tal el grado de elaboración y de necesidad técnica de la puesta que Dahlia se veía obligada a llegar a las 6am para poder realizar todos los procedimientos necesarios para que su propuesta se desarrollará efectivamente. Así pude contemplar a una artista que se ocupa y dedica a las necesidades de una puesta en escena y sus elementos y, además, a una artista responsable y rigurosa en sus creaciones.

 

En segundo semestre, empezamos a trabajar escenas en Principios de la Actuación II, a Dahlia le corresponde realizar una escena donde su personaje, una mujer adulta, se encuentra con su yo infantil. Esta escena fue especialmente compleja para Dahlia y su compañera, la escena se sentía con una propuesta poco clara, el texto no estaba sólido y era difícil la comprensión de la historia para quien lo veía. Ella recibió todas estas observaciones y las reconoció, con el pasar de las semanas la vi a ella y a su compañera ensayar horas extras antes de la clase en los pasillos, recuerdo que nos mostraron la escena a mí y a una compañera con el fin de tener más retroalimentación antes de volver a mostrar la escena a la maestra Brunilda Zapata, observaciones que se recibieron con seriedad y curiosidad para continuar con el trabajo. El día de la muestra final de las escenas todo el grupo quedó sorprendido, la actuación de Dahlia y su compañera fue tremendamente conmovedora, muy diferente a los primeros acercamientos que habíamos visto, y, como era de esperarse, Dahlia realizó un diseño espacial tan detallado y coherente con la historia, que el desarrollo de la acción se potenció aún más.

 

Cuarto semestre, nos volvemos a encontrar ya en ciclo profesional en la Técnica Básica de Danza Contemporánea dictada por Humberto Canessa. Fue una clase muy dura, proponía unos retos técnicos altos (Memoria, velocidad, alineación, potencia, resistencia), de entrada, fue un gran impacto para algunos de nosotros. Dahlia estuvo bastante desconectada de esta clase y así lo reconoció en una ocasión en la que hablamos en un pasillo de la facultad al final de ese semestre, hablamos de lo frustrante que resultaba la clase, de su contradictoria voluntad de aplicarse en ella, ese día llegamos a la conclusión de que no había otra cosa que hacer más que trabajar, estudiar e intentar. Las cosas no dejaron de ser difíciles y Dahlia no logró conectarse, sin embargo, me pareció muy potente y determinante volverla a ver el semestre siguiente, en la misma clase con Canessa, es más, también se había inscrito en su ensamble. Vi en Dahlia una decisión poderosa de seguir intentándolo, de seguir buscando en sí misma y en la clase, de no rendirse. Después volvimos a hablar y ella misma reconoció sus avances técnicos, contrastó ese semestre y el anterior y fue capaz de explicarme sus avances, la diferencia de su yo de antes y el de ahora, sus nuevos pensamientos sobre la frustración y su determinante actitud de no permitirse más aquella desconexión.

 

Además de todos estos encuentros en clase con Dahlia he tenido la fortuna de verla en casi todos sus ensambles, los cuales en su mayoría prima la danza contemporánea. Esto deja muy claro para mí y para quienes la ven el tipo de bailarina que desea ser (o el tipo de técnica con el que se desea entrenar), pero sobre todas las cosas, al observarla ejecutando en los ensambles reconozco y percibo su voz, en escena puedo ver su interés por la piel, por el cuerpo desnudo, es una imagen que Dahlia recompone y reconfigura insistentemente en sus puestas en escena, reverberando irremediablemente (por pudor, por pena o por mojigatería…no se) con el participante.

 

Dahlia es para mí una artista escénica que demuestra, o mejor, encarna, el perfil de artista que propone la carrera, es capaz de moverse en distintos roles, tiene la habilidad de reflexionar y trabajar sobre sí misma, es un ser sensible del que me siento honrado por habérmela cruzado durante este interminable proceso que es formarse. Dahlia tan viva como la flor y tan poderosa como el color Carmín está lista y le esperan miles de cosas en un “afuera” que ni si quiera debería nombrar como “afuera”, pues no hay tal división. Entonces a Dahlia Carmín lo que le espera es lo que siempre le esperará, un camino largo e infinito donde espero seguírmela encontrando para poder vernos mutuamente cambiar.

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